El mendigo escritor que aún vive en la calle
Jean-Marie Roughol tiene 47 años y es mendigo desde hace más de veinte. Desde que perdiera su trabajo de camarero con 22 años, su vida ha transcurrido entre los barrios más acomodados de París, donde pide limosna cada día. Hijo de una familia desestructurada (su madre lo abandonó cuando era un niño y fue criado por su padre, alcohólico), no pisó mucho la escuela.
Por casualidades del destino, un día mientras pedía limosna en los aledaños a los Campos Elíseos, se ofreció a cuidar la bicicleta de un transeúnte. Este era ni más ni menos que Jean-Louis Debre, ex Ministro del Interior y actual Presidente del Consejo Constitucional de Francia. Ambos forjaron, a pesar de las habladurías, una estrecha amistad que les ha llevado a escribir ‘Je tape la manche: Une vie dans la rue’ (‘Pido Limosna: Una vida en la calle’).
Debre convenció a Roughol para que contara su historia y éste lo hizo. El Presidente del Consejo Constitucional le ha ayudado a darle forma y, además, ha completado el libro con entrevistas que ha ido realizando al mendigo durante todo este tiempo. El resultado de todo esto ha sido una grata sorpresa: más de 40.000 copias han sido vendidas en Francia aunque, a pesar de esto, Jean-Marie sigue viviendo en la calle.
El mendigo reconvertido en escritor ha explicado a AFP que, aunque preferiría tenerlos ahora, será en diez meses cuando comience a percibir ingresos por los derechos de autor del libro. La editorial sí le ha dado un adelanto y, con él, se ha comprado un móvil para poder estar en contacto con todos sus fans a través de su página de Facebook.
Roughol está muy agradecido por todas las muestras de cariño recibidas: «la gente me escribe desde todas las partes del mundo y me para por la calle para decirme que ha leído mi libro». Considera que este libro ha servido «para que la gente mire a los mendigos con otros ojos».
Su sueño es abrir una crepería con el dinero que gane aunque comenta a AFP que, lo primero que hará, será comprar un ordenador para poder seguir escribiendo más libros.
De momento, cada día sale a la calle con su vaso de plástico y pide a turistas y parisinos algo de dinero para seguir sobreviviendo.
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