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7 medidas de Trump para sabotear los derechos humanos

7 de febrero de 2017 | Defensa derechos humanos

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Desde que Donald Trump ha sido elegido presidente de Estados Unidos, no ha perdido ni un solo minuto en poner en práctica las venenosas promesas de su campaña. Amnistía Internacional ha realizado un listado de las represivas órdenes ejecutivas que amenazan los derechos humanos de millones de personas de Estados Unidos y de otros países.  Desde que tomó posesión de su cargo, el presidente estadounidense Donald Trump no ha perdido el tiempo en poner en práctica la venenosa retórica de su campaña. A continuación os numeramos las siete medidas del presidente Trump que sabotearan los derechos humanos según la ONG Amnistía Internacional:

1. Volver la espalda a las personas refugiadas
La primera semana de presidencia Trump suspendió 120 días el programa del país para la llegada de personas refugiadas. Además. Implementó la exclusión indefinida de los refugiados sirios e impulso un límite de 50.000 refugiados al año. Este límite afecta a un total de 60.000 personas tan solo este año, ya que el presidente anterior Barack Obama se había comprometido a admitir a 110.000 personas refugiadas en el ejercicio actual.

En medio de una emergencia global en la que 21 millones de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares como consecuencia de la guerra, el presidente del país más poderoso y rico decide bloquear la vía de reasentamiento.

2. Discriminación religiosa
El presidente Trump también ha actuado rápidamente para prohibir la entrada en Estados Unidos de todas las personas procedentes de Irán, Irak, Siria, Libia, Somalia, Sudán y Yemen, siete países predominantemente musulmanes. A pesar de que la orden ejecutiva no mencionaba expresamente que se prohíba la entrada a personas musulmanas, es evidente que se trata de discriminación religiosa, especialmente a la luz de la retórica preelectoral del presidente. La prohibición contempla excepciones, como las personas que sufren persecución religiosa… pero únicamente si forman parte de una “minoría religiosa”. La Casa Blanca aceptará a personas de religión cristiana que huyan de países predominantemente musulmanes, lo que refuerza el tema de la división religiosa. Actualmente esta normativa ha sido suspendida temporalmente por un corte federal del país. Por ello, Amnistía Internacional pide al Congreso de Estados Unidos que intervenga inmediatamente para bloquear la prohibición.

3. Expulsión rápida de personas que huyen de la violencia en América Central
Una de las piedras angulares de las promesas de la campaña electoral de Trump fue construir un muro “grande, hermoso” a lo largo de la frontera de Estados Unidos con México para  mantener fuera a los “delincuentes”. Y así fue, a los pocos días de tomar posesión firmó dos órdenes ejecutivas destinadas a cumplir esta promesa. En la primera orden se comprometía a crear la barrera y en la segunda se comprometía a contratar a 10.000 funcionarios de inmigración adicionales. Esta última afecta a todas las personas migrantes que huyen de la violencia armada en México y América Central. Por lo que muchas de ellas necesitarán protección internacional y serán recluidas en campos de detención temporales junto a la frontera antes de ser devueltas en última instancia a lugares donde sus vidas corren peligro.

4. Acoso a lugares seguros para personas refugiadas y migrantes
En el mismo decreto en el que se ordenaba la contratación de más funcionarios de fronteras, Trump trató de bloquear otras vías para quienes solicitan asilo con la cancelación de los fondos federales destinados a lo que se conoce como “ciudades santuario”. Estas ciudades limitan la cooperación con la aplicación de las leyes federales de inmigración y se niegan a expulsar a migrantes indocumentados, como los que tienen motivos legítimos para obtener asilo. Incluidas Nueva York, Dallas, Mineápolis, Denver y San Francisco, hay 39 ciudades santuario en el país que perderán miles de millones de dólares de fondos federales en virtud del plan de Trump.

5. Ataque generalizado contra los derechos de las mujeres
La imagen de Trump rodeada de hombres trajeados mientras este la supresión de los derechos sexuales y reproductivos de millones de mujeres y niñas de todo el mundo se ha convertido en todo un símbolo del peligro para los derechos de las mujeres. La orden ejecutiva que reintroduce la “regla de la mordaza global» bloquea la financiación federal estadounidense para organizaciones no gubernamentales de otros países que proporcionan asesoramiento o remisiones en relación con el aborto y propugnan la despenalización del aborto o la ampliación de los servicios de aborto, aun cuando Estados Unidos no financie directamente estos servicios. Tan solo en Latinoamérica y el Caribe, donde el aborto está totalmente prohibido en siete países incluso cuando la salud o la vida de la mujer o niña dependan de él, no hay duda de que la postura de Trump costará muchas vidas. Destacar que en los países que es legal, la financiación depende en gran medida de Estados Unidos, lo que significa que la regla de la mordaza también pone en peligro la vida de personas allí.

6. Restricción del acceso a servicios de salud
La “regla de la mordaza global” tendrá consecuencias de gran alcance que van más allá de su objetivo declarado de reducir el acceso al aborto. Se verán afectadas por las reducciones de financiación muchas organizaciones dedicadas a facilitar tratamientos de VIH/sida, anticoncepción de emergencia y otros servicios de salud reproductiva junto con servicios e información relacionados con el aborto, especialmente en África y América Latina. De hecho, la versión de Trump de la regla de la mordaza, aplicada por última vez por George W. Bush, es mucho más amplia que las anteriores y afecta a toda la financiación de Estados Unidos para la salud en el mundo, es decir, más allá de la salud reproductiva.

7. Ataque contra las tierras y medios de vida de los indígenas estadounidenses
La decisión de Trump de promover el sumamente polémico oleoducto Dakota Access, una ruta de 1.200 millas para el transporte de petróleo crudo que atraviesa cuatro estados de Estados Unidos, coloca los beneficios de las empresas petroleras antes que los derechos humanos de los pueblos indígenas. Un ejemplo de ello es la tribu sioux de Standing Rock, que tiene un lugar sagrado cerca de la ruta que atraviesa las tierras indígenas siguiendo el curso del río Misuri, por lo que el oleoducto contaminaría el agua que consumen y causaría daños a enterramientos sagrados. La decisión de construir el oleoducto no sólo se aprobó en violación del derecho del grupo indígena estadounidense a acceder a agua apta para el consumo, sino que se tomó sin consultarlo y sin obtener su consentimiento, requisito previsto en el derecho internacional de los derechos humanos y en la legislación estadounidense. La detención de decenas de manifestantes que se oponían al oleoducto la semana pasada se produjo después de que la policía ya hubiera sido acusada de uso de fuerza excesiva en su tratamiento de manifestaciones anteriores, y aumenta el temor de que ahora corra mayor peligro el derecho de los activistas medioambientales a la protesta pacífica.