La primera mediadora social intercultural de Barró
Aura Marina Morales acaba de incorporarse al equipo de Barró con la labor, nada fácil pero sí gratificante, de mediar entre familias para que entre todos hagamos la convivencia más agradable y se les ayude a resolver problemas familiares. Es una joven con inquietudes sociales y formación – pues así lo avalan sus estudios como educadora integral y en psicología de la educación-, y sobre todo con mucha empatía y una amable sonrisa para afrontar su nuevo reto.
“Mis funciones en Barró como mediadora social intercultural son varias. En primer lugar, atender a las familias, porque se busca articular la relación y el encuentro que necesitamos tener entre familias y agentes sociales, y en ese caso yo seré nexo de unión para fortalecer el trabajo que lleva a cabo Barró en el proyecto Jara. También lideraré la escuela de padres y madres, para que entre todos busquemos medidas alternativas para que puedan encontrar vías para arreglar sus problemas. Y llevaremos a cabo un espacio dedicado a mujeres, que se hace semanalmente, donde se dan talleres formativos, abiertos a los asuntos que deseen tratar; la idea es que sea un espacio de respiro para mujeres con tantas cargas familiares, de manera que entiendan que hay que educar para hacer las tareas familiares más llevaderas y no carguen ellas con todo; también se tratan entre otros temas, la violencia de género; en definitiva, el objetivo es crecer espiritual y culturalmente”.
Estas iniciativas forman parte del proyecto Centro socioeducativo Jara, que lleva a cabo Barró en el distrito de Ciudad Lineal, donde se realiza intervención integral con familias a través de actividades lúdicas, educativas, de intervención psicopedagógica y socio comunitaria.
Otras de las actividades de la mediadora intercultural es “mediar con los centros educativos, yendo a las escuelas según surjan las necesidades; así como coordinar comisiones vecinales para hacer actividades en las que puedan participar las familiar para mejorar la convivencia vecinal; y también impulsar talleres sociolaborales y de orientación a la búsqueda de empleo”.
Los beneficiarios de todas estas actividades que ofrece la Asociación Barró son los vecinos de la zona de Ciudad Lineal, y específicamente inmigrantes o familias en riesgo de exclusión social.
Cuando le peguntamos a Aura por cuál es su gran reto, no duda en asegurar que “lograr que las familias por sí mismas puedan ser más autónomas y no requieran más ayudas para adaptarse”.
A la hora de abordar el trabajo con familias extrajeras o que pertenecen a minorías étnicas, uno de los principales problemas al que se enfrenta la mediadora social intercultural es que dichas familias pierdan el miedo a integrarse sin perder su cultura de origen. “Su cultura es tan diferente que se encierran en el núcleo familiar y no usan recursos de la comunidad. Por ello seré nexo de unión, y mi reto será que tengan sentido de pertenencia local, aunque sin perder el sentimiento de arraigo con su país de origen”.
En cuanto a la integración, y en contra de lo que se pueda pensar “les cuesta más a ellos integrarse que al sitio de acogida integrarlos, por eso hay que hacer un espacio también intercultural, para que así no se cierren tanto el círculo. Es importante que las familias se puedan enriquecer si comparten con otras culturas”.
Aura sabe bien de lo que habla, porque ella es venezolana, y nos confiesa que “jamás me he sentido discriminada, pero sí he sentido a veces cierto recelo”.
Con respecto a los problemas que tienen algunos menores en los centros educativos, la labor de Aura será “articular entre familia, centro socioeducativo y centro educativo, porque se podrá dar una mejor respuesta si trabajamos en equipo”. La mediadora destaca que es fundamental implicar a los padres para lograr resultados positivos en los hijos, y hacerlo de manera positiva. “Si se implica a los padres se logran resultados positivos, los niños cambian, mejora su autoestima, se sienten más valorados… Pero es difícil hacerles entender esto a padres y a profesores. En la escuela deben entender que no se les puede llamar sólo para decirles que se portó mal o para las calificaciones. Si hacen algo bien, hay que llamarles también y felicitarles por su labor”.