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La educación en las mujeres es fundamental para la prevención del Sida

16 de septiembre de 2015 | Todas

·El
Sida y el hambre, dos males ligados en África

·Ayuda
en Acción se prepara para debatir sobre el Sida en Toronto

· Las mujeres, protagonistas frente al Sida en Toronto

Ayuda en Acción/Toronto

En
la lucha contra el sida, son cada vez más los datos que demuestran que el
ingreso y la permanencia de los jóvenes en la escuela disminuye
considerablemente el riesgo de contraer VIH/Sida. Sin embargo, existen en el
mundo más de 100 millones de niños y niñas que no pueden asistir a la escuela.
En el África Subsahariana, la tasa de escolarización en la primaria no alcanza
el 60%.

Para Alberto Casado, responsable de la campaña stop!SIDA de
Ayuda en Acción, “La educación puede tener un importante efecto protector si es
de calidad y en las curriculas se incluye la lucha contra la epidemia. Esta
medida podría reducir a la mitad el número de jóvenes que conviven con el
VIH/Sida”.

Para Casado, es importante tener en cuenta que la educación
proporciona a las jóvenes el conocimiento de sus derechos y les ayuda a la hora
de tomar decisiones relativas a su salud sexual y reproductiva. Las mujeres que
han recibido educación son menos propensas a contagiarse que las que no la han
recibido (las mujeres con 8 o más años de escolarización son hasta un 87% menos
propensas a tener relaciones sexuales antes de los 18 años, según un estudio de
la Campaña Mundial por la Educación).

Las conclusiones del informe, “The
impact of girl´s education on VIH and sexual behaviour”, que se presentará esta
tarde en Toronto, desafían al lobby internacional que critica el uso del
preservativo como una herramienta eficaz de lucha contra el sida. “El informe
demuestra el valor del uso masivo del preservativo para la gente joven y no sólo
en los grupos más vulnerables como los y las trabajadores sexuales”, explica
Alberto Casado.

Los problemas actuales

A finales
de 2005, la Campaña Mundial por la Educación (CME), en la que participa Ayuda en
Acción, publicó la investigación “Inercia Mortal. Un estudio comparado entre
países sobre la respuestas al VIH/Sida” que revelaba que sólo 2 de los 18 países
estudiados -entre una muestra de países de África, Asia y América Latina-
poseían una estrategia de lucha contra el VIH/Sida coherente con sus sistemas
educativos.

Entre las causas de esta falta de adecuación, se encuentra
la ausencia de planes estratégicos y las curriculas poco adecuadas. Además,
estos planes estratégicos son poco eficaces a la hora de su aplicación práctica
ya que, por la falta de participación en estos procesos, la sociedad civil de
los países del Sur los percibe como una imposición de los donantes. La mayoría
de los países, además, no han invertido lo suficiente en formación del personal
docente para manejar asuntos relacionados con el VIH/Sida, ni han adecuado los
materiales didácticos con el objetivo de prevenir la pandemia y abordar el
problema del estigma.

La falta de escuelas adecuadas, materiales
educativos y el acceso universal a una educación básica de calidad (uno de cada
dos niños africanos no asiste a la escuela), impiden que los beneficios de la
educación puedan servir como arma de prevención en la lucha contra el
VIH/Sida.

El VIH/Sida: un freno para la
educación


En muchas ocasiones se ha dicho que la educación puede
suponer una ‘vacuna social’ en la lucha contra el VIH/Sida, pero este factor no
se está aprovechando lo suficiente. Al mismo tiempo, el VIH/Sida está afectando
de manera determinante y negativa a la hora de conseguir la educación básica de
calidad universal, ya que afecta directamente al acceso de niños y niñas a la
escuela (muchos niños, pero sobre todo niñas, tienen que abandonar las clases
para cuidar de familiares enfermos y contribuir con su trabajo a la renta
familiar). Otro de los graves problemas en la relación VIH/Sida – Educación es
que la enfermedad está diezmando al profesorado en muchos países africanos.


La respuesta de los ministerios

En la gran
mayoría de los países del estudio, el Ministerio de Educación no conocía bien
los desafíos educativos específicos que enfrentan los huérfanos y la infancia
vulnerable. Aunque en algunos casos contaban con acceso a becas o a alimentación
gratuita en la escuela, se trata generalmente de intervenciones localizadas que
llegan solamente a una pequeña proporción de los niños y niñas afectados. La
existencia de asesoramiento para responder a las necesidades psicosociales del
alumnado más vulnerable es prácticamente inexistente. Por otro lado, los
Ministerios no han establecido leyes, políticas y procedimientos para evitar la
discriminación en contra de los docentes y alumnado afectados por el VIH/Sida.


Para Alberto Casado, “es necesario un mayor y mejor esfuerzo para hacer
frente a una epidemia que cada día causa más de 13.000 nuevos casos; urgen
planes de educación integrados en las estrategias nacionales de lucha contra el
VIH/Sida y con presupuestos suficientes; es necesaria una defensa institucional
hacia los derechos de los niños y profesores con VIH y, además, una mayor
formación de los docentes. Y todo ello debe hacerse en coordinación con todos
los actores que luchan a favor de la educación y en la lucha contra la
enfermedad”.