Greenpeace avisa sobre los efectos reales de la acuicultura
Entre los principales impactos destacan la sobrepesca, ya que el uso de peces para elaborar harinas y aceites para así alimentar a las especies que se crían y engordan puede no sólo no disminuir, sino aumentar la presión sobre las pesquerías, puesto que, por ejemplo, por cada kilo de atún rojo producido en cautividad se necesitan 20kg de pescado.
Greenpeace también alerta sobre los productos químicos que se utilizan en los estanques y jaulas de producción, la fuga de especies a un medio en el que no son originarias, residuos marítimos, la destrucción de espacios costeros (se han destruido un 50% de los manglares) y las condiciones laborales de algunos de los trabajadores de la industria en el tercer mundo.
La acuicultura ha aumentado masivamente su negocio desde finales de los 80 y en la actualidad el 43% de los peces y mariscos que se consumen provienen de esta actividad.