El 76% de los jóvenes malienses de entre 14 y 25 años son analfabetos
Madrid (21/01/2008). A pesar de los avances de los últimos años, Malí, uno de los países más pobres del mundo, y en el que viven 13,5 millones de personas, tiene una cuenta pendiente, la educación. No en vano, el 81% de su población adulta es analfabeta. Pero los datos no son más alentadores si nos fijamos en la franja de malienses de entre 14 y 25 años, ya que el 76% de ellos son analfabetos. Aunque desde luego, la peor parte se la llevan las mujeres, sólo están alfabetizadas una de cada diez mujeres adultas y el 17% de las jóvenes. Lo que deja patente que todavía queda mucho por hacer en el terreno de la educación.
Es indudable que la educación mejora la vida, acaba con los ciclos generacionales de pobreza y enfermedad, y proporciona los medios para lograr un desarrollo sostenible. Una educación de calidad dota a los niños y niñas del conocimiento y preparación necesarios para poder prestar más atención a su salud, y adoptar un papel activo a la hora de tomar decisiones sociales, económicas y políticas en su vida adulta. Además, si han recibido formación, de adultos se ocuparán también de la educación de sus hijos.
Precisamente esa preocupación por lograr una enseñanza de calidad en la que no haya exclusiones de ningún tipo ha llevado a INTERVIDA en Malí, de la mano de UNICEF, a poner en marcha el proyecto denominado ‘Escuela amiga de los niños, amiga de las niñas’. En un país donde la tasa de asistencia a la escuela primaria es de un 39% es necesario un gran esfuerzo. Por eso, entre las acciones llevadas a cabo por INTERVIDA y UNICEF en este país del África subsahariana está la realización de un nuevo censo de niños en edad escolar, para que se pueda hablar con los padres y madres de los niños no escolarizados y tratar de que envíen a sus hijos a la escuela.
El hecho de que muchos alumnos vivan muy lejos del centro de formación es una de las razones que provoca absentismo escolar, pero no la única. La escasez de recursos de muchas familias hace que muchos se piensen dos veces enviar a sus hijos a la escuela, ya que puede significar una pérdida de ingresos o de ayuda en el hogar. Para evitar esas ausencias, INTERVIDA, junto con UNICEF, a través del programa ‘Escuela amiga de los niños, amiga de las niñas’ quiere eliminar esta barrera ofreciéndoles la comida en sus cantinas regentadas por madres de estudiantes de la escuela. De esta manera se contrarresta, al mismo tiempo, el problema de la desnutrición, que en Malí afecta al 28% de la población.
También se concederán becas a algunas niñas para que puedan acudir a clase con regularidad, y se tratará de concienciar a sus familias de la importancia de la educación. Con mucha frecuencia las niñas permanecen en el hogar para realizar tareas domésticas y ocuparse de sus hermanos más pequeños, o ingresan en el mercado laboral para contribuir a la economía familiar.
La educación de las niñas constituye un instrumento potente e imprescindible para mitigar la pobreza y hacer efectivos el ejercicio y disfrute de los derechos humanos. La educación tiene importantes repercusiones en la capacidad de las niñas y mujeres a la hora de reclamar otros derechos y conquistar una posición en la sociedad. Es mucho más fácil que las madres que han recibido formación envíen a sus hijas a la escuela y también es mucho más probable que se ocupen mejor de la salud de sus familias y consigan que éstas sean menos numerosas.
La educación es un derecho humano básico, vital para el desarrollo social y personal y para el bienestar. Todas las niñas y niños merecen una educación de calidad que se fundamente en los planteamientos basados en los derechos y enraizados en el concepto de igualdad entre los géneros. La educación hace posible el progreso de comunidades y países.
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