Las mujeres africanas, motor del cambio en el continente
El último Informe de Desarrollo Humano de África 2016 no deja lugar a dudas: la población femenina está tras el progreso y los grandes avances del continente africano. Así lo han señalado desde organizaciones como Anesvad, presente en zonas tan pobres y remotas como Ghana y Benín con iniciativas que tienen como objetivo empedrar a las mujeres. Poco a poco acciones como las de esta ONG y la concienciación que van tomando estas de su poder para poder salir hacia delante permiten ir reduciendo poco a poco las desigualdades. La brecha de género sigue siendo importante pero con campañas que dan medios a ellas para ser independientes y autónomas se está avanzando de manera importante.
Esas desigualdades no debemos pensar que son solo en las zonas más rurales. Estas se dan en todos los ámbitos, en núcleos más avanzados y urbanos y especialmente en áreas muy alejadas donde se sigue comprobando como las féminas son las más marginadas. Ellas trabajando y llevan el sustento al hogar. Ya en casa, es el hombre el que se ocupa de decidir en qué se invierte el dinero, a qué se destina lo que ellas ganan con mucho esfuerzo y trabajo.
A nivel de salud la situación es especialmente grave. En aldeas y poblados muy alejados, en las zonas rurales, ellas solo pueden acudir a la consulta del doctor en casos de extrema gravedad y siempre y cuando el marido lo permita. Este decide si el dinero que llega a la casa puede destinarse a temas de salud de la mujer. Esto es solo la punta del iceberg, pues hay dramas muy sangrantes en buena parte del país, como es el caso de la mutilación infantil, la violencia doméstica o los matrimonios forzosos que hacen que niñas o adolescentes se vean obligadas a casarse con hombres mucho más mayores.
Un tercer aspecto que sigue siendo clave en la perpetuación de esas desigualdades está en la educación, pues todavía es una realidad el hecho de que van a la escuela menos niñas que niños. Eso solo hace alargar la cadena de la exclusión y la marginalidad de chicas y adolescentes que se ven lastradas a un futuro incierto y desfavorable para ellas desde que nacen.
Teniendo esto en cuenta, es fundamental valorar la actuación de organizaciones como Anesvad, la Fundación Vicente Ferrer y de organizaciones tal vez más pequeñas pero igualmente importantes, como Afrikable. Todas ellas luchan por darle oportunidades a las mujeres, auténtico motor del cambio en África, como demuestra el citado informe.