Pros y contras sobre las vacunas que deberías conocer
Desde el siglo XX, las mejoras en la higiene, la limpieza y los avances científicos han permitido que muchas enfermedades que anteriormente eran mortales, ahora sean simples «resfriados» o, incluso, se hayan erradicado.
A pesar de esto, la gran mayoría de los sistemas sanitarios del mundo siguen estableciendo una serie de vacunas «obligatorias» que poner a los recién nacidos, y durante los años posteriores, para evitar contraer ciertos virus.
Durante los últimos años ha surgido cierta controversia en torno a este tema: ¿son necesarias las vacunas?, ¿son buenas para la salud de los niños?, ¿qué ocurre si no vacuno a mi hijo?… En Guía ONGs hacemos un balance entre los pros y los contras, ¡tú decides!
Según los expertos y la Organización Mundial de la Salud, las vacunas son la forma más segura de recibir protección contra una enfermedad. Además, si un niño no está vacunado contra un determinado virus, es posible que sus anticuerpos no sean lo suficientemente fuertes como para vencerlo, por lo que la enfermedad podría ser mucho más grave de lo que en un principio sería.
Por otro lado hay que desmentir algunas leyendas urbanas que circulan sobre las vacunas: no provocan autismo ni contienen mercurio, no exponen a la persona que ha sido vacunada situaciones de riesgo o, el hecho de suministrar más de una vacuna diferente en un mismo día no es dañino para la salud.
Aún así, sí es cierto que pueden provocar algún efecto secundario, como fiebre o hinchazón de la zona, pero suelen ser de tipo leve y se pasan por sí solos. Además, hay algún caso de reacción anafiláctica o encefalotapía, pero son hechos que ocurren de manera aislada (un caso entre un millón, aproximadamente).
En todos los casos, los médicos y organizaciones sanitarias recomiendan vacunar a los niños. Las vacunas refuerzan el sistema inmunológico de las personas y los efectos de no vacunar, probablemente vayan a ser siempre más graves que los propios efectos secundarios de la vacuna.
Aún así, cada persona es libre de tomar una u otra decisión, por lo que si decides no vacunar a tu hijo sólo tienes que decírselo a tu pediatra.