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En 2008 más de la mitad de la población vivirá en ciudades

16 de septiembre de 2015 | Todas

EP/Madrid

La vida en las ciudades no tiene mucho que envidiar a la vida del campo, sin embargo, puede que la tendencia cambie. La ONU ha alertado en su último informe que en 2008 la mitad de la población mundial (3.300 millones) vivirá en ciudades, 1.000 millones de los cuales lo harán en auténticos tugurios, la mayor parte de ellos en países en desarrollo.

Se prevé que hacia 2030 la cantidad de residentes en ciudades alcance los 5.000 millones de personas, pero este incremento vendrá determinado fundamentalmente por el crecimiento urbano que están experimentando ya las ciudades africanas y del sureste asiático, tal y como explicó esta mañana en Madrid el director de la División de Apoyo Técnico del Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA, por sus siglas en inglés), Rogelio Fernández.

Por ello, afirmó que las medidas que adopten hoy los gobiernos, las entidades de la sociedad civil y la comunidad internacional serán decisivas para el futuro de las urbes y de los que las habiten, incidiendo en las diferencias sociales, medioambientales y en las condiciones de vida.

Según alerta el informe, los pobres constituirán una gran proporción del aumento de la población urbana y la mayor parte del crecimiento de las ciudades será consecuencia del incremento vegetativo y no de la migración.

De esta manera, el UNFPA propone, como iniciativas a seguir por los gobiernos e instituciones, la aceptación del derecho de los pobres a residir en la ciudad y abandonar los intentos de desalentar la migración e impedir el crecimiento urbano, que es el fenómeno de mayor impacto económico y social del siglo XXI.

Asimismo, sugiere adoptar una visión amplia y a largo plazo del uso del espacio urbano, lo que conlleva el reparto de tierras dotadas de servicios mínimos para construir viviendas y promover un uso del suelo sostenible, tomando en cuenta las zonas circundantes. Al tiempo, propone iniciar acciones internacionales concertadas en apoyo de estrategias para el futuro urbano.

Países en desarrollo

Actualmente, la urbanización se caracteriza por su escala y su concentración en países en desarrollo. Entre 2000 y 2030, la población urbana de Asia aumentará desde 1.360 millones hasta 2.640 millones de personas; la de África, desde 294 millones hasta 742 millones; y la de América Latina y el Caribe, desde 394 millones hasta 609 millones.

Pero Fernández explicó que los pobres tienen vidas insalubres por los tugurios en los que viven, lo que afecta doblemente a las mujeres y niñas, que cuando carecen de los recursos necesarios están más expuestas a los efectos de la pobreza. Las niñas son las primeras en faltar a la escuela o abandonarla, y el empleo de las mujeres está, en su mayor parte, en la economía sumergida. Por ello, este sector es el que más requiere del apoyo del gobierno y de las organizaciones internacionales.

En este sentido, Fernández hizo hincapié en que, como señala el informe de UNFPA, los servicios de salud de los que disponen las ciudades son mejores que en las zonas rurales, pero las mujeres pobres suelen tener menos acceso a ellos y están más expuestas a embarazos no deseados, enfermedades de transmisión sexual –incluido el sida– y a la violencia por motivos de género.

Además, casi la mitad de las mujeres que no desean tener un hijo no tienen un medio para tomar esa decisión. De hecho, en los países más pobres de África, los grupos de más alto nivel educativo y pueden acceder a esos medios llegan a tener un número de hijos similar a los que tienen los europeos o norteamericanos.

Según el Fondo de Población de Naciones Unidas, cuando todos estos elementos se conjugan en espacios urbanos hace que la pobreza sea más visible porque el contraste es más claro, lo cual crea un «caldo de cultivo» para la violencia y la marginación.

Los éxitos y fracasos individuales de los jóvenes serán decisivos para el futuro del desarrollo, apunta Naciones Unidas, que al tiempo añade que los procesos políticos raramente reflejan las prioridades de la juventud, lo que limita las posibilidades de ésta de acceder a los servicios básicos de salud, a las ventajas de la educación y las oportunidades de empleo.

Oposición a la expansión urbana

El UNFPA advierte de que las posiciones oficiales han sido, con frecuencia, de oposición a la expansión urbana, no considerando a ésta necesaria. Sin embargo, los éxodos a las ciudades continúan pese a todo porque la población considera que se le abrirán más posibilidades y oportunidades que ofrecer a sus hijos.

A este respecto, Fernández subrayó que nada va a detener el crecimiento urbano porque ahí están los sectores más dinámicos de la economía, de manera que se deben aplicar políticas viables para prever el crecimiento futuro, además de abordar necesidades actuales.

El crecimiento urbano «es un fenómeno que está ahí. Si hoy no se toman las decisiones adecuadas, las consecuencias serán desastrosas. En las poblaciones urbanas del mundo hay 1.000 millones de pobres en tugurios. No sería así si hace 20 años esto se hubiera previsto», explicó.

«Los gobiernos tienen que reconocer que el crecimiento urbano es inevitable, que los pobres tienen derecho a acceder a los servicios públicos e invertir en ellos», añadió.

Según el informe del Fondo de Población de Naciones Unidas, no existe un consenso acerca de la dispersión urbana, salvo que en sus modalidades actuales no es sostenible. El problema, así pues, no se resolverá por sí mismo. «Tal vez los países tengan que restaurar las funciones de planeamiento urbano y regional que quedaron relegadas debido a los programas de ajuste estructural y a la globalización acelerada. Se necesita una planificación realista que acepte el crecimiento urbano como inevitable y que opere a escala regional en lugar de limitarse a un marco estrictamente urbano», indica.

Para la ONU, una mejor gobernabilidad urbana entraña tanto la responsabilidad del gobierno como la alianza de éste con la sociedad civil, para responder eficazmente a las necesidades sociales. Actualmente, esto requiere adoptar un horizonte a largo plazo de planificación y de formulación de políticas que vayan más allá de las necesidades del momento.