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Arte para evitar el abandono rural

Vivir en la capital a veces resulta un tanto caótico y difícil, sobre todo cuando quieres comenzar a crear una familia. Este pensamiento rondaba las cabezas de Lucía Camón y Alfonso Kint cuando hace cinco años cambiaron Madrid por una pequeña localidad de 188 habitantes llamada Torralba de Ribota, en Zaragoza.

Una actriz y poeta y un director, guionista, productor de cine además de dibujante que decidieron crear una plataforma cultural con la finalidad de reactivar territorios afectados por la despoblación a través del arte. “Acercamos los artistas a los pueblos y los pueblos a los artistas”, define Lucía.

Poco a poco comenzó a correrse la voz entre su círculo de amigos y más tarde la esfera se amplió creciendo el interés por parte de los artistas en estos proyectos que poco a poco, se fueron sumando.

Los amplios terrenos para poder llevar a cabo proyectos de esta índole son esenciales en el mundo rural. Se disponen de espacios vírgenes para desarrollar la creatividad y promover la movilidad a las casi abandonadas, localidades rurales.

Al principio, ganarse la vida en un pueblo de estas características, no fue tarea fácil. El hecho de no dedicarse a tareas agrícolas parecía dificultar a esta comunidad de artistas que quería abandonar la ciudad. A medida que transcurría el tiempo, los habitantes de Torralba comenzaron a observar la llegada de un puñado de artistas entre los que había desde pintores o escultores, hasta fotógrafos. Una docena de personas, entre ellos familias, que ofrecieron una estampa totalmente inédita para este pueblo.

Este acto de huida de las capitales, ha producido un fuerte desarrollo para esta población que ha podido disfrutar de diferentes exposiciones de pintura o de escultura. También han influido en el ámbito pedagógico. Se han creado obras de teatro, resultado de un taller dirigido por el dramaturgo Pablo Messiez.

Soñando un lugar, es el claro ejemplo de la colaboración recíproca en esta localidad. Así lo ha reflejado Alfonso Klint filmando a sus vecinos, los protagonistas de la trama donde lo urbano y lo rural no tiene fronteras.

Pueblos en Arte continúa su difusión y en septiembre dará un salto más, esta vez en Calatayud. Un colectivo que pretende influenciar acerca de la perdición del miedo por parte de los urbanitas a los pueblos, y que se instalen, de manera temporal o indefinida en uno de ellos haciendo de la cultura y el arte su mejor visión.

Una utopía que de momento parece sostenerse, y que el tiempo dictaminará, si se convierte en la nueva alternativa para combatir el abandono rural en el país.