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Los afectados por el tsunami siguen sin vivienda digna

16 de septiembre de 2015 | Todas

Dos años después del Tsunami, que provocó 1.8 millones de desplazados y la destrucción de 580.000 hogares, las labores de rehabilitación siguen sin llegar a todos por igual. Dos años después, 280.000 personas todavía siguen sin tener viviendas dignas y habitan en campamentos temporales o casas de familiares o amigos. Al problema de la falta de vivienda se suma el que algunas de las casas construidas no están siendo habitadas por sus beneficiarios, dado que responden a una estructura ajena a las costumbres de la zona. Ayuda en Acción insta a los gobiernos a involucrar a los propios beneficiarios en los procesos de diseño y construcción, para asegurar el éxito de los proyectos.

El tsunami que asoló las costas del Sudeste Asiático el 26 de diciembre de 2004, supuso una de las mayores catástrofes en la historia. La rápida y generosa respuesta de los miles de ciudadanos que se solidarizaron con las víctimas hizo que la ayuda llegase en cantidad y calidad a la zona y se evitasen muchas más muertes. Dos años después, estos fondos han posibilitado la reconstrucción de las zonas afectadas, tanto en viviendas como en la recuperación de los medios de vida de la población. Sin embargo, para que esta rehabilitación sea exitosa, es necesario contar con la población a la hora de tomar decisiones sobre las edificaciones que van a habitar, cosa que en algunos de los lugares afectados no se está produciendo.

“Una de las lecciones aprendidas en la construcción de viviendas tras el tsunami es que cuando los supervivientes han participado en todos los momentos del proceso de construcción de sus hogares, hemos construido las viviendas que necesitaban, adaptadas a sus modos de vida y en lugares que les permiten continuar ganándose el sustento”, explica Jacobo Quintanilla, responsable de comunicación de Ayuda en Acción en Sri Lanka. “Olvidar esto no sólo resulta una vulneración de los derechos de las personas a vivir bajo un techo digno sino que supone un futuro incierto para los proyectos de viviendas”.

“La clave es involucrar a las personas en todos los pasos del procesos, desde escoger donde quieren vivir a desarrollar los diseños junto a ellos hasta elegir los materiales”, explica también María Jesús Izquierdo, responsable de Acción Humanitaria de Ayuda en Acción.

Esta falta de consulta ha llevado a construir viviendas sin baños para mujeres o espacios que no cuentan con ventilación para cocinar con fuego. Dos bloques de casas están vacíos después de que una organización hiciese oídos sordos a los consejos de las familias de pescadores que explicaban que esa estructura era ajena a sus costumbres.

“En Kanyakumari, India, el gobierno anunció que la tierra de la costa no era apta e instó a la población a aceptar nuevos hogares a 500 metros de la costa, alegando razones de seguridad. Las familias de pescadores dijeron que esto destruiría su modo de ganarse la vida, les haría más vulnerables y trastocaría su forma de vivir”, explica Quintanilla. Con el objetivo de evitar estas situaciones Ayuda en Acción ha constituido los llamados “comités de vigilancia”, formados por personas de la comunidad, que han sido entrenados para supervisar las construcciones.