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La sufrida vida de las porteadoras

Ser porteadora es un trabajo complicado. Numerosas mujeres se encargan del transporte de mercancía de un lado a otro de la frontera entre Ceuta y Melilla con Marruecos. Muchas de ellas sufren situaciones de alto riesgo en sus “condiciones laborales”. El pasado 28 de agosto, dos mujeres murieron debido a la avalancha que se produjo por gente que intentaba a toda costa cruzar la frontera que había permanecido cerrada varios días.

Mujeres que transportan hasta 90 kilos de peso por los que reciben entre tres y diez euros. Un trabajo sin contrato y sin ninguna protección en caso de riesgo laboral. Todo ello sumado al tiempo que tardan en cruzar la frontera debido a las enormes colas que se producen en el paso.

La policía española se encarga de controlar el paso de estas mujeres marroquíes que hacen largas colas para llevar el equipaje sin tener que pagar ningún tipo de arancel, ya que son considerados como equipajes de mano.

Miles de porteadoras realizan esta labor a diario, con el propósito de conseguir unos dírham a cambio. Su destino suele ser naves industriales donde reciben los bultos cargados de mercancías.  Durante su trayecto, sufren numerosos tipos de agresiones, desde acoso y abuso sexual, vejaciones e insultos, a maltrato físico y psicológico, así como confiscaciones de la carga.

La mercancía transportada, al ser libre de aranceles, se expone a estar contaminada y suponer una peligrosidad para la población autóctona.

En su mayoría, estas mujeres son solteras, viudas, repudiadas o divorciadas. También hay casos de casadas todas ellas con una necesidad de conseguir dinero en el menor tiempo posible sin importancia de las condiciones.

El objetivo: pasar tantas veces al día como sea posible para la mayor obtención de dinero. La media diaria son tres viajes ya que no disponen de más tiempo. La frontera se cierra al paso de mercancías sobre la una.