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Japón devastado y con riesgo nuclear

16 de septiembre de 2015 | Todas

La situación actual de Japón es desoladora tras el terremoto y posterior tsunami del pasado viernes. La consecuencia más dura es el número de muertos y desaparecidos junto con el riesgo nuclear ante la situación crítica de varias de sus centrales nucleares.


Las víctimas mortales ya han ascendido a 2.475 y el número de desaparecidos a 3.118 según sus autoridades. De estos ya han identificado 1.060 cuerpos, de los cuales 420 han sido entregados a sus familias. Mientras, continúa la búsqueda de los desaparecidos. El gobierno nipón, que lidera el rescate, confía en que muchos de ellos se encuentren incomunicados en los refugios del litoral, como en la isla de Oshima, donde había 1.300 personas aisladas.


Además del rescate, preocupa que haya unas 20.000 personas con las que no se ha podido establecer contacto. En la localidad de Miyagi (noreste) se busca a 9.500 vecinos de la ciudad de Minamisanriku, mientras que en Iwate intentan localizar a 10.000 residentes en Otsuchi.


Respecto al riesgo de accidente y catástrofe nuclear, el gobierno francés lo ha definido como “extremadamente elevado” como portavoz tras la reunión del G8 junto con los responsables japoneses. Por ello, el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) «está movilizado», al igual que los expertos franceses.

Debido a las explosiones de los reactores en algunas centrales niponas, el Ministerio de Transporte de Japón ha establecido una zona de exclusión aérea de un radio de 30 kilómetros sobre la central nuclear de Fukushima-1, ubicada en el noreste del país. La medida afectará a todos los vuelos que atraviesan dicha zona, a excepción de los que sirven en las tareas de búsqueda y rescate de supervivientes. Estos incidentes han disparado los niveles de radiactividad, que se sitúan en los 8.217 microsievert por hora, ocho veces más que la cantidad a la que se encuentra expuesta una persona en un año, muy por encima de los 500 microsievert por hora que son habituales.

De hecho, los niveles en Tokio son ahora más altos de lo habitual (diez veces más) en yodo y cesio, pero las autoridades tokiotas aseguran que «no son un problema en absoluto». En la cercana Saitama estos niveles son 40 veces superiores a los normales. La población de la capital comienza a organizar evacuaciones a medida que se multiplican las advertencias sobre la llegada de radiación a la ciudad, proveniente de la central nuclear de Fukushima-1. Muchos ciudadanos han optado por hacer acopio de provisiones por temor a quedarse aislados en casa.

El ejército japonés continúa con las labores de rescate y búsqueda de víctimas mientras que el gobierno intenta apaciguar la situación de las nucleares y ayudar a sus compatriotas supervivientes.