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El amor entre una periodista y un refugiado, un ejemplo a seguir

22 de noviembre de 2016 | Inmigrantes

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Meritxell Martorell es una periodista española que hace posible el programa ‘21 días’ de la cadena de televisión Cuatro y  febrero de 2016 se propuso ponerse en la piel de un refugiado. Quería sentir que es huir obligatoriamente de tu hogar para poder seguir viviendo y como es que el mundo te cierre las puertas hacia la paz.

Para esta nueva aventura se desplazó a Lesbos (Grecia) y comenzó a recorrer el camino con una familia de refugiados a Idomeni (frontera de Macedonia). Meritxell se convertía en una refugiada, vivía con ellos, sufrió con ellos, lloró y hasta se enamoró mientras documentaba todo. Una historia de amor que ha encogido el corazón al mundo, pero que también muestra la realidad de los  refugiados. Todos los Gobiernos deberían ser Meritxell y destruir las barreras para dar la bienvenida a todos aquellos que huyen de la violencia en busca de un lugar donde vivir en paz.

Un año después se emite este programa en Cuatro y la periodista decide contar su historia de amor con un joven refugiado llamado Harud en ‘Vice‘. Compartió con él un reportaje y mucho más, pero no fue una historia Disney.

Meritxell se encontró con Harud en medio del camino, él formaba parte de una protesta contra Macedonia por cerrarles la frontera. El hilo de unión entre ambos fue que también era periodista, pero él no estaba haciendo un reportaje como ella, él estaba huyendo por miedo a ser ejecutado tras publicar varios artículos contra el régimen iraní . «Lleva más de dos años separado de su familia, está solo» añadía la periodista. A Harud lo que más le llamaba la atención de ella es que un periodista quisiera ponerse en la piel de una refugiado.

Meritxell cuenta que «Harud había vivido ya la ejecución de varios colegas de profesión y decidió salvar su vida. Tras hablar con su familia partió y se refugió en Iraq durante un año. No fue sencillo vivir en un país controlado en gran parte por el yihadismo, así que hizo de nuevo su mochila, cada vez más pequeña, y puso rumbo a Turquía, donde malvivió durante otro año».

Tras varios días pasado frío, durmiendo como podían y de largas esperas, la familia que acompaña a la periodista consigue el permiso para cruzar a Idomeni. La historia parecía que iba a acabar, pero Harud la buscó entre todos loas autobuses y finalmente se encontraron para despedirse. El reportaje terminó, pero después de vivir como una refugiada y después de enamorarse, la vida de Meritxell cambió. No podía permitir que la historia acabase en una despedida, por lo que comenzó a investigar para encontrar a Harud y descubrió que llegó a Hannover (Alemania) y la periodista no lo dudó ni un segundo y se compró un billete para ir hasta allí.

Meritxell quedó con Harud en la estación de trenes, se tiró a sus brazos, le besa y afortunadamente está sano y salvo. Viven una historia de amor intensa según la periodista y su objetivo era regresar a España en coche, un auténtico error que hizo que no fueran felices y comieran perdices. En el viaje se dan cuenta que lo que están haciendo es ilegal, por lo que deciden volver a Alemania y hacer las cosas bien, pero Harud es detenido en la frontera de España- Francia y es encarcelado.

Afortunadamente los astros se alinearon y Harud fue liberado. Lo que las leyes gubernamentales contra los refugiados no pudieron separar, no lo iba a romper nadie. Finalmente Meritxell y Harud se reencontraron y ya no habría más separaciones.

Ahora viven juntos en Lyon, Harud trabaja en Amnistía Internacional y está cumpliendo su sueño de trabajar en Europa como representante de Derechos Humanos. Ojalá todas las historias sobre los que huyen de la guerra acabarán así, pero desafortunadamente la otra familia que acompañaba a la periodista durante el reportaje sigue esperando en un campo de refugiados de Hannover sin asilo y haciendo colas. Esta historia debe romper las barreras y que los Gobiernos actúen para que las familias dejen de huir y puedan vivir en paz.